martes, 11 de julio de 2023

 


La Hipocrecía de la Política 

&

La Estupidez de la Guerra

 

Este trabajo intenta demostrar el verdadero motivo del actual descreimiento de la política, y del inconmensurable absurdo de las guerras ofensivas.
Al hacer indagaciones cada vez más profundas en diferentes medios a través de internet, menos optimistas nos sentimos con respecto al fin de la guerra Rusia-Ucrania, y con más claridad atisbamos un futuro incierto, por no decir casi apocalíptico.
Cuanto más una de las partes en conflicto – me refiero a la OTAN – miente, tergiversa y dramatiza los hechos de la guerra, más nos convencemos de que EEUU no va a ceder en esta escalada de muerte y destrucción. Si acaso lo hiciera, sería para comenzar una guerra con la nación que considera su principal objetivo a destruir: China.
Por otra parte, ni Rusia, ni China se amedrentarán ante una amenaza de esa magnitud. ¿Qué va suceder entonces?
La situación se ha complicado de tal modo, que ni los analistas políticos más experimentados y renombrados del mundo pueden predecir los acontecimientos a corto, mediano o largo plazo. Se trata de una gran incógnita que solamente podría dilucidarse mediante largas horas de política y más política… siempre que esta, deje de ser hipócrita. Por este motivo, las expectativas no son alentadoras.

La religión es una doctrina fundamentada en filosofías e historias subjetivas, quiere decir, producto de la imaginación. Al igual que la política, las religiones occidentales tienen marcados tintes de hipocresía, pues estas predican espiritualidad y desapego de lo material desde púlpitos y templos de alto valor material; sus predicadores no visten los atuendos de la humildad que promueven y, lo que es peor, suelen cobrar diezmos, cuando no es para asistir a los cultos, sí lo es para efectuar sacramentos; en el catolicismo se pasa la manga para recaudar “limosnas” entre los fieles… rara vez alguien prefiere pasar vergüenza frente a los demás, por no depositar dinero en ella.

Desindustrialización sistemática

 Las corporaciones económicas, financieras e industriales de EEUU, Canadá, Australia y UK comenzaron a ver sus ganancias reducidas a partir de la inauguración de los gasoductos Nord Stream (I y II). Estás ganancias reducidas, fueron la consecuencia de la asociación Rusia – UE, pues gracias a dichos gasoductos, proporcionó a la Unión Europea energía más rápida y barata que a sus competidores anglosajones; de momento que la industria funciona exclusivamente a base de energía, al ser esta de menor costo y de abastecimiento inmediato, las manufacturas se mantuvieron con precios de exportación mucho más competitivos y, al mejorar la calidad de vida de los europeos gracias al mayor número de empleos y mejoras salariales, también se redujeron, o congelaron, los precios del mercado interno, lo que se tradujo en la disminución de las importaciones de productos manufacturados, ya que los nacionales comenzaron a ser más económicos y de calidad superior...

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